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La cantidad de niños afectados por el trastorno del espectro autista
será mayor de lo que hasta ahora se creía en Estados Unidos, según dos
recientes estudios. Una investigación federal publicada la semana pasada
reportó que uno de cada 40 niños tiene un trastorno del espectro autista
(TEA), y un segundo estudio que se publicó en la edición en línea del 3
de diciembre de la revista JAMA Pediatrics llegó a la misma conclusión.
Se había estimado antes que uno de cada 59 niños tiene autismo.
Algo que resultó más preocupante es que el Dr. Wei Bao, investigador
principal en el segundo estudio, encontró que un 30 por ciento de los
niños que tienen un diagnóstico no están recibiendo tratamiento.
"Sabemos que el autismo puede tener un impacto para toda la vida en el
individuo y en la familia", dijo Bao, profesor asistente de
epidemiología en la Universidad de Iowa. "Debería haber esfuerzos por
reducir la cantidad de los que no reciben tratamiento al mínimo posible".
No está claro quién recibía tratamiento y quién no, añadió Bao. Quizá
los niños sin tratar tengan una forma muy leve de autismo, anotó.
Dado que la tasa de autismo sigue aumentando, cada vez más niños
necesitan tratamiento, y quizá estén esperando para ver a un médico
Los motivos de que se esté identificando autismo en más niños no están
claros, dijo Bao. Especuló que es probable que se deba a un aumento real
de la afección, junto con un mejor diagnóstico y unas definiciones
cambiantes de autismo que han identificado más formas de la enfermedad.
El trastorno del espectro autista cubre una amplia variedad de conductas
que afectan a las habilidades sociales y de comunicación de los niños.
Con frecuencia se caracteriza por dificultades para comunicarse, la
realización de conductas repetitivas, y unos intereses restringidos. En
su manifestación más grave, los niños pueden carecer de habilidades
verbales y parecer aislados del mundo. Pero muchos niños tienen formas
menos graves de autismo y pueden funcionar en la escuela y en
situaciones sociales.
Con frecuencia el autismo se trata con medicamentos que ayudan a aliviar
los síntomas, y también con terapia conductual. Casi un 64 por ciento de
los niños con el trastorno que participaron en el estudio recibían
tratamiento conductual, y un 27 por ciento tomaban fármacos, encontró el
equipo de Bao.
Los investigadores también encontraron diferencias geográficas respecto
a los lugares donde el autismo era más común o menos común. Bao no está
seguro del motivo de la existencia de esas diferencias: podrían deberse
a la prevalencia del diagnóstico, a diferencias en los grupos raciales y
étnicos, o a desencadenantes ambientales, sugirió.
En el estudio, Bao y sus colaboradores recolectaron datos de 43,000
niños que participaron en la Encuesta nacional de salud de los niños de
2016. Los investigadores encontraron que un 2.8 por ciento de los niños
habían recibido un diagnóstico de autismo. La misma base de datos se
utilizó en un estudio anterior del gobierno.
Thomas Frazier, director científico de Autism Speaks, una organización
de defensoría del autismo, dijo que "la cifra de 1 de cada 40 de este
estudio muestra que el TEA es común, y contribuye a datos que indican
que la prevalencia del autismo sigue en aumento".
El autismo es y debe seguir siendo una prioridad de la salud pública,
planteó, de forma que "debemos comprender por qué la prevalencia está en
aumento".
Este estudio y estudios anteriores han mostrado que muchos niños con
autismo no se están identificando a una edad tan temprana como sería
posible, añadió Frazier. "Incluso cuando los niños se identifican
temprano, muchos tienen dificultades para acceder a los tratamientos y a
los servicios", dijo.
Se pueden hacer varias cosas para mejorar esa situación, sugirió
Frazier. Por ejemplo, se necesita un mejor acceso al tratamiento, sobre
todo en áreas donde la disponibilidad de servicios es limitada. Además,
los padres necesitan entrenamiento en técnicas que se ha mostrado que
son efectivas para mejorar las habilidades del desarrollo de los niños
con autismo.
Frazier también dijo que el seguro de salud debe cubrir el tratamiento
del autismo, y que se necesita financiación pública para cubrir el
tratamiento de las personas sin seguro.
Algo importante, añadió, "es que se debe conectar a las familias con
intervenciones y otros respaldos tan pronto como se identifique una
afección del desarrollo".